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Memorias XI Jornadas Autor

Programa Idazleekin Solasaldiak

El peso de la historia

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Parent Category: Colaboraciones
Published: 12 December 2011

Pegado a una fachada encontré hace unos días un cartel que invitaba a una reunión popular, en una casa de cultura de San Sebastián, en torno a esta interrogación: "Aterako alditugu presoak kalera?" ("¿Sacaremos a los presos a la calle?") La convocaba el colectivo Egin Dezagun Bidea (Hagamos el camino). Pero si traigo esa convocatoria a estas líneas no es para centrarme en la cuestión misma, para señalar que considero inaceptable la hipótesis que esa pregunta encierra. Ni tampoco para abordar el tema del papel que deben jugar la Cultura y sus centros en el debate social, o el de las relaciones y distancias que deben, o no, mantener con lo político. Evoco ese cartel hoy aquí porque, para invitar a participar en la reunión citada, utilizaba la imagen de una niña pequeña, de cuatro o cinco años; una niña sonriente que hacía con la mano un gesto de llamada.

Vi esa imagen en ese contexto y me acordé de unos magníficos versos del poeta palestino Mahmud Darwix, que en El fénix mortal se pregunta: "Si me planteara las cosas... gritaría en la noche del búho: ¿seguro que mi padre era ese tipo que me hacía cargar con el peso de su historia?" Unos versos que contienen un recordatorio y una invitación fundamentales siempre y en cualquier lugar, pero que adquieren un valor muy particular en el aquí y ahora de Euskadi. Darwix nos recuerda que el relato -cualquiera que sea el que uno retenga- de lo sucedido en estos 50 años de existencia de ETA tiene una proyección transgeneracional; que se trata de un relato para transmitir a los más jóvenes (a niños/as como la del cartel citado). Y el poeta palestino nos invita también a distinguir, en esa transmisión, la historia de su peso. A reconocernos íntimamente la responsabilidad de distinguirlos con claridad.

Confieso que me preocupó y me entristeció, que me desoló incluso ver a esa niña en ese cartel, involucrada en un debate tan alejado de su comprensión, de su capacidad, por ello, de reflexionar y decidir por su cuenta; tan cargada ya del peso del/de lo pasado. Y pensé que cargar a los más jóvenes con el peso de la historia consiste en transmitirles no sólo una versión decidida de antemano de lo sucedido, sino además la postura a mantener frente a ella. En sembrar, en prolongar en ellos posiciones ideológicas, relacionales y emocionales prefiguradas y estáticas. En sumarles, en definitiva, posibilidades de sufrimiento, y en restárselas de libertad.

Creo, por el contrario, que es responsabilidad de los adultos del presente -particularmente del presente de Euskadi- distinguir la historia de su peso y transmitirles a las nuevas generaciones un relato de lo sucedido compuesto de elementos sin lastre, liberadores: objetividad en los hechos, rigor conceptual, subjetividades veraces y sinceras, y exigencia sin frenos en la interrogación moral. Dándoles así la oportunidad de cimentar su libertad de conocimiento y pensamiento; de labrarse un buen porvenir de memoria.

Aparecido en la edición vasca de El País.

Conferencia de Ascensión Badiola

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Parent Category: Actividades
Published: 09 December 2011

El próximo 14 de diciembre, a las 20:00 horas, tendrá lugar en la sala Elai-alai de la Kultur Etxea de Gernika una charla de la escritora Ascensión Badiola sobre su último libro publicado por Txertoa, Cárceles y campos de concentración en Bizkaia (1937-1940).

Ascensión badiola

Anton Chejov, arte y locura

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Parent Category: Actividades
Published: 09 December 2011

El próximo martes 13 de diciembre, a las siete y media de la tarde, el escritor Javier Mina ofrecerá una conferencia sobre Anton Chejov. Será en la Biblioteca Dr. Camino Liburutegia ("Serapio Múgica" aretoa), situada en la calle 31 de agosto, 36 de San Sebastián. La entrada es gratuita. Organiza el Ateneo Guipuzcoano.

Anton Chejov, arte y locura

'Radio París' (9 de diciembre)

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Written by Francisco Javier Irazoki
Parent Category: Colaboraciones
Published: 09 December 2011

En Nueva York he visto edificios, parques y cuadros muy hermosos. Pero mis mayores agradecimientos son musicales. Tras varios conciertos al aire libre, esperaba excitado el momento de escuchar a Vaneese Thomas en el Lincoln Center. Una artista que, sin caer en adaptaciones serviles, ha cantado junto a Luciano Pavarotti y Eric Clapton. Llegué con una hora de antelación y en la puerta me advirtieron que el local estaba casi lleno. Sentí alivio al entrar en la sala. Qué raros somos cuando tenemos una certeza. Al sonar los primeros compases, tocados por seis instrumentistas de calidad, presentí los mejores placeres estéticos. Imposible equivocarse. Vaneese Thomas empezó a cantar soul con una potencia que nunca olvidaré. En sus notas agudas vibraban las raíces del gospel que la cantante seculariza para hablarnos de amores carnales. Las tres coristas templaban en el estribillo la alta temperatura de la melodía. No en vano el repertorio elegido era para homenajear a las intérpretes de soul y rhythm and blues que consiguieron ser admitidas en el coto musical de los hombres. La canción Respect sonó con energía de himno. Durante dos horas Vaneese Thomas permaneció en el peldaño más alto de su verdad artística. Hasta acabar la actuación. Fui el último en salir del recinto. Había comprado dos discos de la cantante y me dedicó uno de ellos, después de darme un beso y —sorpresa— responderme en un francés lujoso. Noche para quedarse en ella.

Aparecido en El Cultural.

Una clave más

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Written by José Serna Andrés
Parent Category: Colaboraciones
Published: 07 December 2011

NIÑO, que no se tira la comida. ¿No te das cuenta de que hay mil trescientos millones de personas que tienen graves problemas para alimentarse? No me digas que no te gusta, porque si esa comida va ahora a la basura estamos haciendo daño a otras personas. Bueno, ¿y de verdad te han dicho en el colegio que según un informe de la FAO se tiran mil trescientos millones de toneladas de alimentos a la basura cada año? Claro. Tú no hagas caso. ¿Qué si los mayores decimos que hagáis unas cosas que al final no cumplimos? ¡Vaya por Dios!

¿Y cómo se te han quedado esos datos de que dichas toneladas equivalen a lo que se produce en el África subsahariana? Con lo que cuesta sembrar, cuidar, recolectar, almacenar, distribuir, vender... Mira, tu abuelo está encantado con la huerta. Y no desperdicia nada. En todo caso, a veces, se le estropean frutas, y se lleva un gran disgusto. Él aprovecha todo, que si para los animales, que para embotar, que sirve como abono. Ya, ya, el abuelo lo aprovecha todo. ¿Que en el comedor del colegio sobra mucha comida? ¡Niñoooo!

¿De dónde has sacado que con lo que se tira a la basura se puede entregar una tonelada por año a cada una de esas mil trescientos millones de personas que sufren hambre? ¡Ah!, es verdad, cuadra muy fácil. No es tan complicado hacer el cálculo. Bueno, pero eso de que en Europa se tiran a la basura doscientos veintidós millones de toneladas de alimentos al año, puede ser, y en buen estado, sí. ¿Y que además eso contribuye a que el desarrollo económico de los países pobres se dificulte? ¡Pues vaya tontería! Eso ya no es posible. ¿Que con la protección a los agricultores europeos pierde valor lo que producen los agricultores en los países en vías de desarrollo? Nada de eso. Solo te falta decir que con la destrucción de tanto alimento se producen emisiones innecesarias de CO2. ¿Qué es cierto? ¡Lo que faltaba!

Pues tienes que saber que en los países en vías de desarrollo también se pierden muchos alimentos. No saben cuidarlos como hace tu abuelo. Claro, en el proceso de producción y recolección no cuentan con técnicas adecuadas de almacenamiento y refrigeración, por lo que pierden tantos alimentos los que tiran a la basura directamente los países desarrollados. ¿Que les subimos los precios y en su país no pueden comprar esos alimentos porque les hacemos competencia desleal? Pues ya sabes, los fuertes siempre han sido así. Es la ley de la vida. ¿Quién te ha enseñado a decir que es la ley de la selva? ¡Niño! ¡Que seas más respetuoso! ¡Que tengas más en cuenta a los demás!

¿Que yo me puse morado el otro día, cuando fuimos al buffet? ¿Que en la boda de la tía pusieron tanta comida que algunas personas tuvieron después dolores de estómago? ¡Venga, no me pongas nervioso, que una cosa es que seas tú quien tire a la basura una comida que no te gusta y otra cosa es que en el supermercado se tiren muchos alimentos en buen estado, o en las residencia de la abuela... ¡O en el hospital! ¿Ahora vas a ser tú quien me hable de la dichosa crisis? ¡Si no sabes qué es eso!

Sí, es verdad que ha aumentado el número de personas que van al banco de alimentos a recoger comida. Gente que antes no lo hacía. ¿Quién te lo ha dicho? Y que los comedores para indigentes cada vez atienden a más gente…

Pero tú te vas a comer todo, aunque esté frío. ¡Mira que te lo he dicho veinte veces! Es que nunca me haces caso. ¡Ah! ¿Qué también se tiran millones de kilos de alimentos a la basura para poder mantener altos los precios, y que en Canarias se han tirado más de setecientos mil kilos a la basura para no subir el precio, o que se han destruido cien millones de kilos de patatas para conseguir el mismo objetivo? ¡Venga ya, que te conozco! Con tal de no comerte la comida, te inventas cualquier cosa. ¡Niño! ¡Que te lo comas! ¡Aquí la clave de la economía familiar no es traer más alimentos a casa, sino comer todo lo que hay, sin tirar nada! ¿Me has entendido?

Aparecido el 7 de diciembre en Deia.

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