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Memorias XI Jornadas Autor

Programa Idazleekin Solasaldiak

'Salir y entrar'

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Written by Mila Beldarrain
Parent Category: Colaboraciones
Published: 29 April 2011

Hoy es innegable que, en el mundo occidental, cualquier mujer con una preparación puede aspirar a ocupar un puesto de responsabilidad y alcanzar igualmente las metas que se proponga. En este sentido, podemos decir que el siglo XX consolidó de algún modo la puesta de largo de la mujer en sociedad, poniendo así punto final a siglos y siglos en los que nuestro destino era únicamente la procreación o el convento. Sin embargo un acontecimiento cultural me ha hecho reflexionar sobre este tema. Desde el 8 de marzo hasta el 5 de junio, el museo Thyssen-Bornemisza, en colaboración con la Fundación Caja Madrid, acoge una exposición, que bajo el título de 'Heroínas', muestra una colección de pintura que quiere representar a la mujer fuerte, creadora, en definitiva, activa y desafiante, de diferentes épocas de la historia, aunque ciertamente no fuese esa la intención de sus autores. Las obras expuestas son muy bellas y fueron creadas en su mayoría por pintores varones, que, como es lógico, muestran a la mujer desde su particular visión y posición, es decir, eternizan la delicadeza o la fuerza o el erotismo de unas señoras a las que contemplan con curiosidad y pasión, a sabiendas de que constituyen un mundo aparte y mágico, a sabiendas de que son las florecillas que adornan la sociedad con letras mayúsculas regida por ellos. La exposición, aparte de su calidad, es actual y necesaria, lo que, paradójicamente y a mi entender, significa que todavía, a día de hoy, pesa la historia que queremos dejar atrás. Y reflexionando y reflexionando, he llegado a la conclusión de que las mujeres hemos pasado de ser sumisas esposas y madres a tener como único modelo vital el éxito personal. Y otra vez estamos atrapadas en una sutil tela de araña. Y es que, aunque nosotras sabemos que ambos objetivos, trabajo y maternidad, no son excluyentes, al menos no lo son para nuestros compañeros varones, sí lo son para nosotras. Así, cuando optamos por la realización profesional nos sentimos culpables por descuidar nuestras obligaciones familiares, que siguen siendo solo nuestras; cuando decidimos olvidarnos de lo que queremos y centrarnos en el hogar, nos sentimos vacías, explotadas por la familia, seres invisibles. ¿Qué está pasando? Pues algo muy sencillo, que nosotras hemos salido de casa pero nuestros maridos, compañeros o como les quieran llamar, todavía no han entrado. Nuestros hombres es verdad que ponen pañales y hasta pueden preparar la cena, pero el sentimiento profundo de que la atención a la familia es solo nuestra no ha desaparecido. Y las cosas así se nos ponen muy difíciles.

Artículo aparecido el 29 de abril en El Correo.

Elena Moreno, nueva asociada

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Parent Category: Asociados
Published: 26 April 2011

elena morenoElena Moreno ha entrado a formar parte de la Aee/EIE. Nacida en Bilbao, es licenciada en Ciencias de la Información por la universidad de Bellaterra (Barcelona). Ha trabajado en medios de comunicación como EiTB (Radio Euskadi, Euskal Telebista), Cope, Punto Radio y Canal Euskadi. Colabora habitualmente en prensa escrita y ha ganado varios premios de relatos literarios. El salón de la embajada italiana es su primera novela.

'Vías cruzadas'

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Written by Luisa Etxenike
Parent Category: Colaboraciones
Published: 25 April 2011

La delegación donostiarra se ha desplazado a Madrid en tren para presentar el proyecto final de la candidatura de San Sebastián a la capitalidad cultural europea en 2016. Se ha elegido el tren como un símbolo del compromiso de la ciudad con un modelo de vida sostenible. Mientras ese tren viajaba hacia esa posibilidad ilusionante, otros trenes también eran noticia, pero de un orden y un tono muy distintos. Me refiero a los trenes que transportaban inmigrantes norteafricanos desde Italia y que en ese mismo momento permanecían retenidos por las autoridades francesas en la frontera. Creo que es útil considerar mezcladamente ambas noticias. Permite representarse las tensiones en las que vive Europa, y a partir de ahí las responsabilidades o las ambiciones que de un modo u otro pueden reconocerse en su cultura. O tal vez hay que decir "deben" reconocerse, porque ¿hasta qué punto una cultura digna de ese nombre puede dejar de plantearse los mismos retos que plantea la vida?

El proyecto de la candidatura de San Sebastián -Olas de energía ciudadana. Cultura para la convivencia- va en esa línea de proponer para la cultura un campo de acción donde lo estético y lo ético tengan la oportunidad de relacionarse, de reconocerse, de, podríamos decir, mirarse a la cara. Se trata de una ambición de calado que exige apuestas culturales decididas -cultura es creación mucho más que contemplación- y algunos deslindes. No insistiré en esta ocasión en que me parece imprescindible separar, en lo fundamental, la visión amateurista de la artista, y la cultura, del entretenimiento; incluso abordar la cultura (lo que hace pensar) como lo contrario del entretenimiento (lo que interrumpe o bloquea el pensamiento). No voy a insistir hoy en que presentar, como sucede demasiado a menudo, la cultura como una actividad de tiempo libre reduce seriamente las posibilidades de considerarla y convertirla en la actividad que nos hace libres todo el tiempo. No voy a detenerme ahora en ese punto, porque quisiera centrarme en los trenes.

La historia europea reciente está ligada a los trenes con una intimidad y una significación al límite. Las imágenes más estremecedoras, más demoledoras, de nuestro siglo XX tienen como escenario una estación. Los europeos tenemos la memoria y el imaginario -infinidad de obras de arte han contribuido a cimentarlo- llenos de estaciones, de andenes abarrotados de personas maltratadas, empujadas por la barbarie hacia la deportación y el exterminio. Los europeos tenemos la responsabilidad ética llena de andenes. Pienso que cualquier proyecto de cultura debe tenerlo presente. Y ahora mismo, en esta coincidencia de noticias, cruzar los itinerarios de todos los trenes: el de la capitalidad y el de los inmigrantes; el que lleva alegría y el que carga sufrimiento; el que aspira a más riqueza y el que escapa de la pobreza. Creo que sólo hay cultura, que sólo habrá Europa, en una convicción de vidas-vías cruzadas.

Artículo aparecido en la edición para el País Vasco de El País.

Sobre 'Éxito', de García Ureta (diario 'Sur')

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Parent Category: Noticias
Published: 25 April 2011

Reportaje aparecido en el diario Sur sobre Éxito, el último libro de Iñigo García Ureta que ha editado la editorial Trama. Firma el artículo Iñaki Esteban.

"La mayoría de los escritores que hoy gozan de fama y, algunos, de dinero han pasado por el trance: abrir la carta de la editorial a la que se ha mandado el manuscrito y leer que o bien no casa con la línea de su catálogo o que están hasta arriba de libros y no pueden encajar uno más entre sus próximas novedades. Por lo general suelen ser buenas palabras, que a veces esconden los términos más gruesos de los informes de lectura, como éstos sobre la célebre novela 'Crash', de J. G. Ballard: «Para el autor de este libro, toda ayuda psiquiátrica es poca».

Ésta es una de las primeras citas del libro de Íñigo García Ureta 'Éxito. Un libro sobre el rechazo editorial' (Trama). El título está inspirado en una sentencia de Winston Churchill: «El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo». El primer ministro del Reino Unido supo de primera mano los momentos de amargura que se experimentan al abrir una de esas cartas. Y no fue el único que, incluso siendo ya persona o escritor conocido, experimentó semejante humillación.

Según cuenta el curtido editor Rafael Borrás en este volumen, él le tuvo que decir a Manuel Vázquez Montalbán que una de las novelas que le había presentado, 'El día en que los navarros conquistaron la Luna', no estaba a su altura y que mejor si escribía otra de Carvalho. En realidad, Borrás pensaba que la obra era «un desvarío onírico» e incomprensible.

El escritor no opinaba lo mismo. Él se veía como un autor de novelas de alcance, tipo 'El pianista', que publicaba policíacas para comer bien todos los días. Finalmente Vázquez Montalbán debió de darle otro repaso a su obra maldita, porque a los pocos meses coincidió con Borrás y le dijo que, en efecto, era muy mala.

 

Read more: Sobre 'Éxito', de García Ureta (diario 'Sur')

Cuadernos Oxford (abril)

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Written by Pedro Tellería
Parent Category: Colaboraciones
Published: 23 April 2011

Gracias a un puesto callejero he llegado a Jarosław Iwaszkiewicz, un escritor polaco poco conocido en lengua castellana. Nacido en 1894 y fallecido en 1980, Iwaszkiewicz fue narrador, poeta, dramaturgo y político. Escribió, entre otras obras, Las señoritas de Wilko y El bosque de los abedules, que la extinta colección Narradores de Hoy (de la también desaparecida Bruguera) publicó en un solo volumen a comienzos de los años ochenta.

Ambas novelas cortas, llevadas al cine por Andrej Wajda, se ambientan a comienzos de siglo en medio del paisaje rural polaco. Las dos, además, tienen como protagonistas a dos personajes típicos de la novela europea de aquellos tiempos: seres decadentes y posrománticos incapaces de gobernar con arrojo sus vidas y tiernamente ambiguos en cada una de sus acciones y sentimientos. Así, si Wiktor es un tipo que rondando los cuarenta regresa a su pueblo de origen para revivir su juventud rodeado de las amables, hospitalarias y atrayentes hermanas Wilko, en El bosque… encontramos a un hombre desahuciado que resuelve compartir con su lúgubre hermano viudo y su sobrina las últimas semanas de vida.

En JI hay sicología, ambigüedad extrema en los motivos y un paisajismo que ya por entonces estaba en trance de desaparición ante el deslumbramiento que tantos escritores sintieron por la ciudad. En una y otra novelas hay todavía coches de caballos, bosques interminables y barro en las botas. Hay también casas de campo, aires de decadencia y frustraciones que se disfrazan. Quedan en estas novelas, como quedó en el arte de Zweig, Mann, Marai y otros centroeuropeos cuya estética burguesa se estiró hasta bien entrado el siglo XX, una mirada y unas voces prácticamente desterradas de la literatura. Búsquenlo, hasta donde sé, en librerías de viejo y rastrillos solidarios.

Aparecido en la revista Luke del mes de abril.

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