Prensa

El pasado 11 de junio, la revista virtual Ping Pong publicó una entrevista al escritor Kepa Murua que os dejo para que leáis.

Revista Ping Pong -¿Cuál fue tu primer contacto con la publicación: recitales, revistas, premios…?

Kepa Murua - Me interesé por la literatura desde joven, en un principio lo hice como lector. En aquel tiempo recuerdo que tuve la oportunidad de asistir a actuaciones de música y de teatro, con algunos actos literarios de por medio, muy pocos, pues estos apenas destacaban en mi juventud. La revistas eran escasas, los recitales no existían tal como ahora, por lo que una vez que nos lanzamos a escribir tuvimos que fundar revistas y crear infraestructuras editoriales para difundir la poesía más moderna.

Revista Ping Pong -¿Cuál es la imagen que piensas que se proyecta de la actual poesía en Hispanoamérica? ¿Consideras que se atiene a la realidad de la actual creación?

Kepa Murua - La imagen responde a una visión clásica. Esto se debe a la falta de información de los proyectos actuales o a que dicha información es muy tradicional.

 

Comentario aparecido en la edición vasca de El País y escrito por Eva Larrauri con motivo de la publicación de la nueva novela de Juan Infante, Quince millones.

"El abogado Juan Infante vuelve a mezclar las calles de Bilbao con el género negro en su cuarta novela, Quince millones (Hiria). Los personajes de los policías Puchades y Fabretti se ven otra vez implicados en la historia del atraco a un furgón del Banco de España. El escritor y periodista Álex Oviedo destacó ayer en la presentación que Infante ha construido su obra con las pautas del cine negro americano. En la fotografía, Infante posa rodeado de ejemplares de Quince millones."

Juan Infante

Artículo aparecido hoy en Diario de Navarra sobre el escritor Mikel Alvira, presente en la Feria del Libro de Pamplona. El artículo es de Michelle Unzúe y la fotografía de José Carlos Cordovilla.

"Lo suyo es intercambiar opiniones con sus lectores. Por eso ayer se frotaba las manos, porque el escritor Mikel Alvira (Pamplona, 1969) se pudo reunir con muchos de ellos durante la presentación en la Feria del Libro de su séptima novela, Cuarenta días de mayo, editada por Ttarttalo. Alvira reside desde que era muy joven en Barakaldo, frente al mar Cantábrico que tanto adora, pero ayer regresó a una ciudad que define como privilegiada para desarrollar una novela.

Su nueva obra de ficción tiene como punto de partida el anuncio de una visita de Franco a Pamplona en 1954, y su intento de asesinato por parte de un activista y su compañera. El vértice del triángulo lo forma un inspector que intentará detener el complot. "La historia de Pamplona da para muchas novelas, los 50 fueron apasionantes. Pamplona ha sido muy bipolar, ideológicamente los dos extremos están muy marcados y casi no hay centro. Por eso inmiscuirme en esa bipolaridad me pareció más fascinante, y escenográficamente esta ciudad es un lugar perfecto", señala Mikel, hermano del conocido pintor Fermín Alvira.

Reseña del último libro de Fernando Aramburu en Babelia de la mano de Lluis Satorras, quien define El vigilante del fiordo como "el nuevo y extraordinario libro de cuentos" del escritor donostiarra "en el que el terrorismo aflora una vez más en un contraste entre vida y tragedia"

"Empujado por la tragedia del terrorismo etarra, Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) escribió un libro de relatos, Los peces de la amargura, donde quedaba reflejada la miseria moral de los asesinos y sus cómplices y el sufrimiento de sus víctimas. Si éste resultaba un libro extraordinario, el nuevo volumen de cuentos que se publica ahora es aún, si cabe, mejor. El vigilante del fiordo, un título que sugiere románticas lejanías y una espectacular (y muy alarmante) foto de portada componen la presentación externa. El texto del libro, unificado tanto por el estilo como por los temas (el terrorismo aflora una vez más), sigue con mimo y curiosidad a unos personajes que aparecen como sorprendidos sin querer por el narrador, el cual los acompaña en un momento peculiar o indiferenciado de sus vidas y los abandona después para hacerse cargo de otras vidas. Parece como si los personajes de cada historia desaparecieran por iniciativa propia para impedirnos formular cualquier conclusión (excepto, como se verá, en la última página).

Las dos joyas de la colección ocupan el centro del volumen y ambas se refieren al tema del terrorismo. 'Carne rota', destilación de la poética del libro, lo aborda de forma directa, crudamente. Presenta como protagonistas a los que sufrieron los atentados del 11-M. El relato está construido como si fuera una guirnalda en la que cada personaje tiene su momento y su lugar, original y específico, a pesar de estar incluido en un conjunto múltiple. Los detalles, nimios o importantes, nos arrebatan: la música alegre de un móvil que nadie contesta, las chicas que deciden inaugurar la costumbre de abrazarse, el hombre que deja de creer en Dios o la juguetona reacción de una joven cuando un chico de pelo rizado se deja olvidada una mochila debajo del asiento. Cualquier gesto, cualquier palabra forma parte de la cuidada construcción. Aramburu consigue que la vida brille aunque ronde por allí la sangrienta tragedia que el lector va sorbiendo poco a poco. A continuación figura 'El vigilante del fiordo' (el mismo título del libro), un relato introspectivo, casi opuesto al anterior. El centro significativo es la mente del protagonista, un funcionario de prisiones que se siente culpable de las consecuencias que tuvo un atentado terrorista. En un lenguaje elusivo, lleno de aristas y malentendidos, y en un escenario con ribetes fantásticos donde sueño y realidad se confunden e intercambian, Aramburu presenta un contraste parecido al del cuento anterior: la fulgurante belleza del paisaje nórdico (y también la belleza del lenguaje con que se expresa) frente a la oscuridad, la de una mente torturada por un suceso incomprensible y la de las amenazas implícitas en las dos narraciones superpuestas que forman la historia.

Otros cuentos, alejados de la cuestión terrorista, presentan otras inquietudes. 'La mujer que lloraba...' está dedicado a José María Merino y presenta semejanzas con los cuentos de este autor. Se narra un suceso propio de esos "días raros" que caracterizan a Merino, un día prolongado que se torna en obsesión, un suceso semifantástico, insólito, destinado a producir largo efecto en el narrador mientras los otros lo ignoran. 'Lengua cansada' es muy distinto. Cuenta una experiencia iniciática en la voz de un adolescente que pasa unas vacaciones con su padre, un hombre lerdo y brutal. Ambas historias contienen un enigma. En la primera, se le propone al lector. En la segunda, es la vida misteriosa tal como se le presenta al inexperto protagonista. 'Mártir de la jornada' y 'Nardos en la cadera' son historias humorísticas en las que queda insinuada una reivindicación de los ancianos, llevados arriba y abajo por las decisiones arbitrarias que toman los más jóvenes.

Como el libro quiere tener un principio y un final definidos, empieza y termina con dos cuentos complementarios. En el primero, una pareja ya mayor, acosada también por otras cuestiones vitales, huye de la amenaza terrorista, de una posible muerte representada por chicos con gorras. En el último, la huida terminó ya que es el propio narrador quien ha muerto. El único consuelo (también quizás para el lector deseoso de apreciar otros registros) es teñir todo el relato de humor negro. Visto lo que hay, uno da por supuesto que el narrador deseaba la muerte. Y ahí sí, como señalamos al principio, se dicta una conclusión lógica y definitiva: si uno está muerto, ya nada más puede suceder."

Entrevista a Fátima Frutos en Noticias de Navarra realizada por Ana Oliveira Lizarribar con motivo de la publicación de Andrómeda Encadenada (Alberdania).

Con su segundo poemario, 'Andrómeda encadenada', la poeta donostiarra afincada en Navarra ha dado un importante salto en su carrera poética. Espiritualidad, utopía, ciencia y filosofía se citan en este trabajo por el que este sábado recibirá el prestigioso Premio Kutxa Ciudad de Irun.

Fátima Frutos

¿Cómo surge este poemario?

Siempre me ha interesado mucho la cultura clásica. Estaba leyendo a Esquilo sobre Prometeo y pensé que sería interesante hacer versos con otro mito griego que también tiene que ver con encadenarse y desencadenarse, que es el de Andrómeda. Este mito nos habla de una mujer de una extrema belleza que por envidia de las Nereidas se ve castigada a estar encadenada en un acantilado. Cuando ella está allá pasando penurias, aparece Perseo, le quita las cadenas y ambos viven felices. A partir de esta historia, me pregunté qué le diría a Perseo una mujer del siglo XXI; una mujer que, como Andrómeda, ha pasado muchas fatigas en la vida.

¿Y qué le diría?

Pues me pongo en la piel de Andrómeda y, en un monólogo con un Perseo imaginario, le digo 'muy bien, tú estás enamorado y quieres acompañarme en la vida, pero antes de eso quiero contarte quién soy, de dónde vengo y adónde voy. Es decir, no quiero que iniciemos nada sin explicarte por lo que he pasado, qué he hecho con todo este sufrimiento para sobrevivir y que mi camino es el de una mujer que necesita fortaleza y delicadeza a partes iguales'. Realmente, en este texto desnudo mi alma.