Homenaje a María de Maeztu en Estella-Lizarra
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Fátima Frutos participará en septiembre en el homenaje que el Ayuntamiento navarro de Estella-Lizarra está realizando a María de Maeztu y dar a conocer a escritoras vasco-navarras. La autora donostiarra será la encargada de abrir, el 20 de septiembre, el ciclo de homenaje con una ponencia titulada 'Mujeres en la historia y el verso'. Servirá a su vez para presentar su poemario Andrómeda encadenada (Alberdania). El resto de participantes son las que siguen:
Martes 27 de septiembre: Carmen Puerta.
Martes 4 de octubre: Marina Aoiz
Martes 11 de octubre: Maite Pérez Larumbe.
Lugar: Biblioteca de Estella-Lizarra. Hora: 19:30 de la tarde.
'No sé qué ponerme'
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- Written by María Eugenia Salaverri
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Cualquiera que me conozca sabe que no soy dada al chovinismo. Pero admitámoslo: a nuestras fiestas no las gana nadie a abiertas y acogedoras. Aquí todo el que viene es bien recibido. ¿Que igual se le recibe tirándole harina y huevos y poniéndole como un Ecce Homo? Pues sí, es cierto, pero no lo hacemos por maldad o desprecio, sino al contrario: en Bilbao rebozamos al extranjero con cariño, para que se sienta admitido como uno más. Como si le dijéramos: "Mira, últimamente hemos cogido la costumbre de reunirnos multitudinariamente, rebozarnos unos a otros como si fuéramos rabas o gambas en gabardina, y dejar todo el recinto festivo hecho una guarrada. Y como esto va camino de convertirse en una tradición, te vamos a poner perdido, para que te sientas integrado y participes". Y el extranjero lo agradece, se alegra un montón y tira también unos cuantos huevos para celebrarlo.
En otros sitios eso no pasa. Hay lugares en los que, si no conoces a los nativos, andas más perdido que Falete en Naturhouse. Los extranjeros vagan por las calles como pollos sin cabeza, sin saber dónde ir y, si tienen un familiar, quizá les lleve a alguna caseta, pero luego parecerá que le deben la vida. ¡En Bilbao no necesitamos familiares; aunque hayas nacido en un huevo Kinder te cuelas en cualquier lado!
Y con la ropa, igual. Hay ciudades superexquisitas y estás todo el día agobiada: "Que no sé qué ponerme; esto no va con esto otro..." Aquí eso no es problema. Las propias pintas de Marijaia ya dicen: vete como quieras, porque peor de lo que voy yo va a ser difícil. Y eso relaja mucho. Tanto que un amigo mío, Fito, se ha hecho un disfraz de galáctico con un protector solar de coche, de esos plateados. Se rodea el cuerpo con él, lo ata con un cinturón, ¡y a las txosnas, a bailar! Claro, a medida que baila, el disfraz se va cayendo, pero no es problema; vuelve a subírselo y dice que es un modelo "palabra de honor". En cualquier otro lugar le detendrían y se lo llevarían atado. Bien, pues en las txosnas está triunfando y todo el mundo quiere bailar con él y sacarse fotos. Y es que no es chovinismo, créanme; es que somos muy abiertos.
Aparecido en El País el miércoles 24 de agosto de 2011
'Piolín en Bilbao'
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- Written by María Eugenia Salaverri
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A mí Kirmen Uribe me despierta mucha simpatía. Y no porque escriba estupendamente y haya hecho un pregón espléndido, que también, sino, sobre todo, por la paciencia y el estoicismo con que viste su traje de pregonero. El tío va por ahí sonriendo a todo el mundo como si le pareciera normal que durante nueve días (se dice pronto) le obliguen a pasearse día y noche con esas pintas. Que el trajecito se las trae. Y los bilbaínos, que estamos más cedidos que la goma de los calcetines Ejecutivos, ya no nos asustamos por nada, pero la gente de fuera se queda intrigadísima al ver al pregonero. El otro día, en el Arriaga, unas guiris miraban al escritor con los ojos a cuadros. "¿Por qué va disfrazado de plátano?", preguntó una de ellas. Su amiga le contestó: "Yo creo que no va de plátano, sino de domador de circo" La tercera sugirió que tal vez fuera de Pájaro Loco y la cuarta le corrigió: el Pájaro Loco es azul y tiene cresta roja.
Tenía razón, más que el Pájaro Loco, parece el pájaro Piolín. Y si fuera un actor, o un payaso -oficios respetabilísimos, pero que implican cierta inclinación por la comedia-, no resultaría tan chocante. Pero, ¿qué hace un escritor con esas fachas? ¿Se imaginan ustedes a Borges, a John Le Carré, a Houllebecq cargando con ese traje a todas horas?
Lo dicho: Kirmen porque es un santo, que otro, de qué. Dile a Donna Leon que vaya así nueve días. Te hace un corte de mangas que te espabila. Y yo, en mi afán de contribuir a la fiesta aportando mi granito de arena, propongo una idea: que el pregonero lea el pregón disfrazado con esas pintejas -o sea, como hasta ahora-, pero al acabar pueda vestirse de paisano y olvidarse ya del tema. Así el traje podría utilizarse para otros menesteres. Por ejemplo, para el cobro de morosos. Como el amarillo es tan vistoso y el traje pega un cante que no veas, seguro que las compañías de cobros se lo rifan. Sería como El Cobrador del Frac, pero en cobrador pregonero. Y así mataríamos dos pájaros de un tiro: el pregonero (pobre) podría respirar tranquilo, y además entraría un dinerillo extra en las arcas municipales. Que está la cosa muy achuchá y el consistorio lo sabe.
'Nueva York, inteligencia vertical'
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- Written by Francisco Javier Irazoki
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Artículo aparecido en la web La nave de los locos.
Un mes en Nueva York da para muchos placeres. Urbe con más de cuatro mil rascacielos, el primero de sus goces viene de una inteligencia vertical. De una rara ligereza que junta edificios gigantescos y no nos impide ver el horizonte.
En cuanto empiezo a callejear por Nueva York, aguzo el oído. Es verano y la alcaldía ha organizado conciertos gratuitos. Son casi siempre actuaciones al aire libre. Sesiones calientes de jazz, soul y rhythm and blues. Por ejemplo, en un modesto parque del Bronx, a escasa distancia de tantos deterioros urbanísticos, personas septuagenarias y hasta octogenarias se mueven al ritmo de la música tocada en directo. Bailan con una alegría que embellece los cuerpos cansados. Aquí recuerdo la frase en que Octavio Paz se refiere a la poca gracia física de los ancianos europeos, sumisos ante esa esclavitud que imponen los miedos a la propia imagen y el recato obligatorio.
Dividida en cinco distritos (Brooklyn, Queens, Manhattan, el Bronx y Staten Island), la ciudad sigue reuniendo los principales alicientes en Manhattan. De las pasiones financieras a la bohemia artística, con descansos en los 93 kilómetros de senderos de Central Park, cualquier empeño encuentra su espacio en Madison Square Garden, en las evocaciones literarias de Greenwich Village, en las fachadas góticas de las residencias próximas a Gramercy Park, en el mirador de Empire State, en las bulliciosas Tercera y Quinta Avenidas, en los mercados de Chinatown y otros tumultos.
Siguiendo el hilo musical, los amantes del jazz acuden al local Blue Note, situado cerca de la Sexta Avenida. Allí están, rodeados de comensales japoneses, David Villanueva, director de la editorial Demipage, y su familia. Villanueva, músico que en la actualidad registra su primer disco en solitario, elogia la destreza del contrabajista Gerald L. Cannon. Pero la mayoría del público ha venido a escuchar al pianista McCoy Tyner, que durante cuatro años complementó con su serenidad el talento libertario de John Coltrane. Tyner no sabe decepcionar. Hoy dirige a Ravi Coltrane, hijo risueño de su antiguo patrón, y a Gary Bartz, cuyas improvisaciones breves son los mejores regalos de la noche. ..
Hay también una música que no se encierra en los clubes. En cualquier calle de Nueva York, la variedad sonora de los idiomas. Alrededor del 40 % de sus habitantes es de origen extranjero, con gran número de dominicanos, chinos, pakistaníes, jamaicanos y más judíos que en Tel Aviv. Un Babel tranquilo de 192 lenguas. Al visitante hispano lo protegen acentos de toda Latinoamérica.
Tampoco faltan museos de calidad. Sobresalen el de Historia Natural, el Metropolitan y la Frick Collection. En el Whitney, el MoMA y el Solomon R. Guggenhein, igualmente interesantes, desentonan las exposiciones recientes. Frente a un público escéptico, el autismo glorioso (subvencionado) del arte contemporáneo. ..
Los turistas fotografían la Estatua de la Libertad. Creada en el siglo XIX por el escultor Frédéric-Auguste Bartholdi, fue un regalo de Francia a EE.UU. Sin que me parezca especialmente bella, la miro recordando un detalle personal. La estructura con armazón interior de hierro y láminas de cobre y la llama bañada en oro de su antorcha fueron fabricadas en el patio de mi vivienda de París. Tiene adherida a su base una placa de bronce con el poema de Emma Lazarus: “Dadme a los hastiados, a los pobres, a las muchedumbres que ansían respirar la libertad”.
Naturalmente, ninguna cultura, por poderosa que sea, carece de debilidades. La gastronomía popular de Nueva York es menos refinada que la de Francia o España. Puede entristecernos la estampa del neoyorquino que, en su pausa laboral, se detiene entre los arbustos de un pequeño jardín y consume la comida extraída del envoltorio de plástico. No sentarse a la mesa parece una manera de prolongar la tensión del trabajo. El dirigente de atuendo impecable pierde así su elegancia. Como si tuviera el traje manchado por la prisa. ..
Para despedirse es aconsejable recorrer el High Line Park. Lo construyeron recientemente en Manhattan sobre las vías de los desaparecidos trenes de mercancías. Se le notan las ideas copiadas de la Promenade Plantée de París, pero con menos ingenio floral y vistas más espectaculares.
'Somalia en el recorrido'
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- Written by Luisa Etxenike
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En Sidney, un monumento recuerda la hambruna que asoló Irlanda a mediados del siglo XIX. Murieron entonces cientos de miles de personas y otras tantas tuvieron que emigrar a distintos países, entre ellos, Australia. El monumento consta de dos mesas de bronce, pegadas a ambos lados de una ancha pared. Sobre una de las mesas está colocado un plato que no tiene fondo; sobre la otra, un plato completo y una cuchara. Frente a esa mesa hay también un taburete. De un lado por lo tanto, el hambre; del otro, una representación minimalista, esencial, del acto de comer. El monumento se completa con un plano de un material transparente, como una gran ventana, sobre el que están inscritos los nombres de cuatrocientas jóvenes huérfanas irlandesas que consiguieron emigrar a Australia y allí rehacer sus vidas. Erigir un monumento al recuerdo del hambre, supongo que expresa el deseo de convertir esa miseria en pasado y al mismo tiempo de tenerla siempre presente; de mantener actualizadas la atención capaz de detectarla y la responsabilidad de combatirla. Y cuando ese monumento es, además, como en este caso, una obra artística, el deseo de representar también una forma de confianza en la cultura; en la idea de que la cultura es réplica, constante, obstinada, contra el sufrimiento.
En cualquier caso, no bastan la alerta y la responsabilidad social y política que aplicamos al hambre; no bastan las denuncias culturales. El hambre sigue matando por el mundo: en un goteo constante en muchos países, y ahora a chorros, a raudales en Somalia. Ninguna ideología, ninguna religión, ninguna manifestación cultural, ninguna expresión artística han conseguido aún impedir que haya gente en el mundo que se muera de hambre; que eso tan simple de un plato lleno se cumpla para todos, todos los días, en todas partes. Entiendo que ese fracaso brutal, monumental, debería sembrar de dudas radicales, de humildad o modestia extrema cualquier ideología, religión o poética del arte y la cultura; que eso es lo mínimo, la más básica de las aportaciones morales contra el hambre. Y, sin embargo, vivimos tiempos de lo contrario; asistimos a manifestaciones religiosas, ideológicas o culturales cada vez más arrogantes, más impermeables a la duda y la interrogación, menos proclives a la auto-exigencia y la autocrítica.
Las noticias se hacen eco estos días de los incidentes que está provocando la visita del Papa, de las confrontaciones entre jóvenes partidarios de la laicidad por un lado, y católicos por otro. No puedo evitar pensarlos, habida cuenta de la que está cayendo en el mundo, como subidos a algún tipo de escenario o como integrados en alguna forma de ficción. Ajenos a la realidad que está definitivamente en otra parte. En los muertos de hambre en Somalia, por ejemplo. Creo que la visita papal y el debate que está generando ganarían, en autenticidad y en utilidad, si incluyeran, si visibilizaran a Somalia en su recorrido.
