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Memorias XI Jornadas Autor

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Reseña sobre 'El gato negro del amor' en Luke

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Parent Category: Noticias
Published: 21 February 2012

Reseña de Isabel Alamar aparecida en la revista virtual Luke:

Este veterano autor con once títulos a sus espaldas nos sorprende ahora con El gato negro del amor, sin duda una de sus obras más intimistas, donde el tema fundamental es el amor, pese a que nos hable también de la ruptura, del abandono, de la nostalgia, de la soledad… Y es que Kepa Murua empezó a escribir este libro a raíz de su separación. No olvidemos entonces tener en cuenta, o recordar, el valor terapéutico que posee la escritura.

Sin embargo, como buen escritor, y pese a que el libro contenga algunos elementos de carácter autobiográfico, sólo utilizará el poso de sus experiencias vitales para alzar más alto el vuelo de su poesía y para establecer unos férreos cimientos basados en la verdad y en la sinceridad, porque sin verdad y sin sinceridad el mensaje no llega, y eso lo sabemos muy bien todos los que escribimos. Hemos de escribir sobre lo que conocemos y queremos conocer. Si no, lo mejor es que no lo hagamos y guardemos silencio.

Un aspecto muy importante y que llama poderosamente nuestra atención en El gato negro del amor es su casi perfecta estructura. Y eso se hace notar en diferentes aspectos: en el estilo, donde se nos muestra un lenguaje sencillo, casi austero, pero firme que le confiere un ritmo pausado y sosegado a todo el poemario, relajado, propicio para la reflexión. Y también en el tono, unas veces más poético y otras más narrativo, pero siempre tierno y evocador, que se encarga de presidir todos los poemas en busca de la emoción del lector.

Y, por supuesto, ayuda a esta honda trabazón la cuidada simbología que ha desplegado Kepa Murua (el gato negro, el gato azul, el gato gris, el gato blanco…), cada uno con su especial significado. El gato negro nos avisa de que algo bueno está a punto de cruzarse en nuestro camino: “(…) Este gato no tiene remedio / Aparece cuando menos lo esperas (…)”, nos recordará el poeta. El gato azul personifica los sueños, nuestra realidades más íntimas: “(…) ¿Por qué siempre es el azul / el que tiene el color más transparente/ y claro?, ¿Por qué el cuerpo / tiene un pequeño mar / con todos sus secretos al fondo? (…)”, se interrogará el yo poético. Y luego está el blanco… y luego el gris… Sin embargo, no estamos aquí para desvelar los secretos del libro: lo mejor es leerlo y dejarse envolver y arrullar por sus misterios.

Para finalizar, me gustaría hacer hincapié en que se trata de un libro que contiene profundas reflexiones, de una gran belleza, además, de esas que nos dejan por unos momentos hasta sin aliento porque pertenecen al género de las grandes verdades de todos los tiempos con las que cada uno de nosotros se identifica. Transcribo a continuación algunos de estos versos inolvidables para que hacerse una idea aproximada de lo que quiero decir: “Lo que más me gusta de este mundo / es cómo la vida me llama / por mi nombre. Como si me buscara / o no supiera dónde encontrarme (…) Como si me preguntase sin preguntarme. / Como si me buscase como poeta y como hombre (…)”; “(…) No puedes huir de tu destino. / Llegarás a amar algún día / como de verdad te han amado. / A perdonar como te perdonaron. / A olvidar como te olvidaron”.

Cuadernos Oxford (Febrero 2012)

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Written by Pedro Tellería
Parent Category: Colaboraciones
Published: 21 February 2012

El gypsy jazz es uno de esos mágicos inventos de la cultura europea del siglo XX. En él confluyen tradiciones musicales de ambos lados del Atlántico que se amalgamaron gracias al inverosímil guitarrista Django Rinhard, un gitano de bigotito perfilado y pose de dandy a quien le faltaban varios dedos, pero no un deslumbrante virtuosismo y una capacidad innata para componer. La guinda la puso otro venerable músico, el violinista Stephan Grappelli. Ambos se encontraron en ese París prebélico de espías en blanco y negro y cafés sin hora de cierre, donde crearon su famoso quinteto en el Hot Club.

El género sobrevivió a sus mentores y se esparció por muchos rincones de Europa (hay grabaciones desde Estocolmo hasta Milán pasando por Bruselas) y Estados Unidos. Y continúa activo y fiel a sus cánones originarios. Hace unas semanas, por ejemplo, calló en mis manos Vino y pasteles, el disco que la primavera pasada publicó El síndrome de Stendhal, cuarteto afincado en Vitoria (Javier Antoñana, guitarra solista; Nika Bitchiashvili, violín; Pedro Salazar, contrabajo; y Enrique Loyola, guitarra).

He testado el disco entre varias personas de confianza y todas han exclamado lo mismo: ¡qué bonito! Guitarras, violín, contrabajo y algunos instrumentos adicionales son el soporte para las composiciones de Antoñana, que abarcan todos los registros del género. Los temas vertiginosos tocados a velocidad endiablada se combinan con los evocadores pasajes del violín de Bitchiashvili, quien sube y baja, entra y sale de los oídos, busca las revueltas de la melodía para llevarnos a través de esa Europa nómada, de carromato y verde planicie, que ya no existe. Es hermosa esta música: sensual y melancólica, alegre y acogedora… Música de nómadas y desplazados que se afincó en las grandes ciudades para deleite de bohemios en las noches estrelladas.

Aparecido en la revista Luke.

¿Pacificación?

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Written by Luisa Etxenike
Parent Category: Colaboraciones
Published: 21 February 2012

Durante el juicio, celebrado estos días, por el atentado del que fue víctima en 2001, el periodista Gorka Landaburu ha dirigido a sus presuntos agresores estas significativas palabras: “Soy periodista. Me habéis destrozado las manos, me habéis dejado ciego del ojo izquierdo, cicatrices por todo el cuerpo, pero os habéis equivocado: no me habéis cortado la lengua”. Considero que es una declaración además de emocionante —siempre lo es la réplica que la libertad le opone a la barbarie— valiosa porque ilustra también a la perfección lo que el terrorismo de ETA ha representado para nuestra sociedad, lo que ha intentado hacer con nuestra democracia: impedirla y amordazarla; acallar la libertad de expresión, la libertad de cátedra y de prensa; condicionar la vida económica y empresarial, y el ejercicio de la justicia, y la libre y múltiple elección política de los vascos; todo ello mediante la amenaza, la extorsión y, desde luego, el asesinato. La representación real de lo que ETA ha supuesto y pretendido en nuestras vidas es la de una banda armada contra una ciudadanía en democracia. Y no la de un conflicto armado entre dos bandos equivalentes, como pretenden hacer creer, dentro y fuera de nuestras fronteras, quienes han ejercido esa violencia antidemocrática, y quienes, de un modo u otro, la han amparado y acompañado.

Este tiempo post-ETA es y va a ser muchos tiempos, muchos procesos juntos. El de consolidación y transmisión de la memoria. El de expansión de la libertad personal y colectiva —el despliegue de muchos gestos de libertad, privados y públicos, encogidos o inhibidos tantas veces—. Y el proceso además de la necesaria reconversión democrática de una parte de la sociedad vasca. En el juicio citado, Gorka Landaburu recordaba también que, años antes de su atentado, su casa ya había sido atacada; que les tiraron basura, piedras, cócteles molotov y pasquines invitándole a marcharse del país, “que pintaron dianas, corbatas negras y nos llamaban a las dos o tres de la mañana sólo para reírse”. Este tiempo post-ETA debe ser el de la asunción de responsabilidades y principios democráticos de quienes, como los agresores de Landaburu, durante decenios los han ignorado y despreciado.

Estamos frente a muchos procesos, pero, desde luego, no ante un proceso de paz o de pacificación. No estamos al cabo de un conflicto armado, sino ante una culminación de la democracia, de la voluntad democrática de los vascos. Por eso creo que estos términos —pacificación o proceso de paz— no deberían aplicarse a ninguna de las fases ni supuestos de esta nueva etapa. Durante cincuenta años ETA ha querido imponernos, dictarnos la agenda personal, social, política, intelectual. Y también la léxica. ETA ha querido siempre imponernos su vocabulario. Un vocabulario que no considero de recibo democrático. La democracia tiene sus propias palabras, como tan bien nos recordaba Gorka Landaburu, su propia lengua, suelta, desatada.

Artículo aparecido el 20 de febrero en El País.

Se presenta en Bilbao 'La bala que mató al general'

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Parent Category: Actividades
Published: 20 February 2012

la bala que mató al generalOs invitamos a la presentación de la novela La bala que mató al General, de la escritora bilbaína Ascensión Badiola, que tendrá lugar el próximo día 23 de febrero de 2012 a las 19,30 horas en la Casa del Libro (Alda Urquijo, 9) de Bilbao. Junto a la autora estará el poeta, miembro de la Asociación de Artistas Vizcaínos y Miembro de la Asociación de Escritores de Euskadi, Santiago Liberal.

Juan Bas en 'El País'

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Parent Category: Noticias
Published: 19 February 2012

Un viaje de trabajo a Moscú hace tres años, invitado por el Instituto Cervantes para impartir una charla, inspiró a Juan Bas la trama de Ostras para Dimitri, la última entrega de la trilogía que abrió con Alacranes en su tinta en 2002 y siguió con Voracidad, Premio Euskadi de Literatura hace un lustro.

La tercera de las obras dedicadas por Bas al exceso —“una mezcla de novela negra, picaresca y esperpento satírico”, en palabras de su autor— arranca con el protagonista, Pacho Murga, cumpliendo condena en la cárcel y enredado en la peligrosa vida de un jefe de la mafia, mitad ruso y mitad navarro.

Cerrada la trilogía, el escritor ha decidido abandonar a este personaje, un pijo sin principios, gourmet y cinéfilo, que acaba convertido en un superviviente y que le ha permitido contar a lo largo de una década historias cargadas de un humor corrosivo.“A diferencia del pícaro clásico, del buscón que viene del arroyo, lo que me gusta del personaje es que es un niño bien que ha quedado desclasado”, explica el escritor. “No sé si será para siempre, pero mi idea es dejar el personaje. Ha tenido una evolución propia y me manda sobre ciertas cosas que no puedo rebajar si soy fiel a su personalidad”.

Bas anuncia que con Ostras para Dimitri cierra un ciclo y una etapa de su vida como escritor. “Ahora estoy escribiendo una novela que se titulará El refugio de los canallas, en la que no tiene mucho espacio el humor”, añade.

En la realidad contemporánea Bas ha encontrado elementos que va tejiendo en una historia de violencia, venganza y culpa. “Hay una cierta lente deformante de la realidad, pero muchas veces lo que ocurre es esperpéntico sin necesidad de exagerar”, apunta. “Al ser una novela contada en primera persona por un personaje tan barroco, tan pedante, lo importante es emplear el humor sin que sea un añadido artificial, sin que reste dramatismo a la historia, que no convierta lo que ocurre en bufonesco”, añade. “Triturar la mezcla de géneros con el exceso sin que se vaya de las manos es complicado, pero literariamente me resulta atractivo. Es un desafío como escritor”, concluye.

Artículo aparecido en la edición vasca de El País.

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