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Se titula Un asunto muerto y ha sido publicada por la editorial Arte Activo de Vitoria. En palabras del propio Pedro Tellería Un asunto muerto surge "de mis ganas por escribir una novela corta: pocos personajes, un paisaje muy definido y unos días concretos del año. El manuscrito original se remonta a cinco años atrás. Lo escribí en pocos días: la historia me rondaba por la cabeza y había un primer borrador que podríamos datar dos o tres años antes. Me apetecía que dos personajes se encontraran en un lugar frío y remoto y conversaran despacio sobre el pasado, sobre la lucidez, sobre la postura ética ante la vida y sobre el engaño. Quería que fuera invierno y que en el ambiente flotara la sombra un muerto, pero también que las ramas de los árboles estuvieran desnudas, que hubiera un lago y un embarcadero solitario, que las conversaciones discurrieran sin prisa y, sobre todo, que los dos protagonistas se trataran de usted. Quería también un magnetófono donde cada palabra quedara grabada. El resultado es, como digo, una novela corta con un inesperado desenlace que hasta a mí me sorprendió en la que el poeta se puso el buzo de narrador para que hombre y escritor disfrutaran con cada diálogo, cada pausa y cada gesto".

La novela se presentará en Vitoria el próximo 18 de enero, a las 20:00 horas en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, y en Bilbao el 7 de febrero a las 19:30 horas en Casa del Libro de Alameda de Urquijo. Si pincháis en la imagen podéis descargaros toda la información.

pedro tellería, escritor vasco

Entrevista aparecida hoy 25 de octubre en la edición vasca de El País y firmada por Yolanda Montero:

La escritora Luisa Etxenike presenta mañana (19.30) en el Centro Cultural Oquendo de San Sebastián su nueva novela El detective de sonidos (Editorial Libros de Pizarra).

Pregunta. ¿Cuál es el argumento?

Respuesta. El detective de sonidos se presenta en clave irónica como una reinterpretación de la novela negra. Es un detective un poco particular, muy joven e inexperto, que pone el siguiente anuncio: "Se hacen biografías sonoras". Le salen dos clientes y se ve envuelto en el paisaje de sus vidas. Ese paisaje le arrastra a la verdadera investigación, que es la de su propia vida, marcada por un suceso familiar.

P. Una vez más aborda el tema de la memoria y los recuerdos. ¿Por qué le interesa tanto?

R. Estamos en un momento, particularmente en Euskadi, en el que la intersección entre pasado, presente y futuro es muy importante. Coincido con Nietzsche, quien decía que el hombre de más larga memoria será el hombre del futuro. Pienso que el presente se vive de manera lúcida cuando también podemos dialogar de una manera lúcida con el pasado. Y que sólo hay futuro cuando no interrumpimos la cadena temporal.

P. También vuelve a tratar la vergüenza y la culpa.

R. Ese joven inexperto siente más vergüenza que culpa. La culpa es, a veces, algo que nos viene del exterior. Y, a veces, el exterior nos exculpa. Tiene componentes más colectivos, mientras la vergüenza es algo íntimo, una irrupción de una comprensión de la que no puedes desviar la mirada.

Poesía sola, pura premonición

Poesía sola, pura premonición, el libro que Kepa Murua publicó el pasado año en la editorial Ellago ha sido traducido al rumano en una tradición bilingüe que publica Editura Litera, con la traducción de Diana Kofsinski. Un libro sobre la unión entre el tiempo y la vida, entre el hombre y el poeta, entre la realidad más evidente y las percepciones más extrañas que nos explican la presencia del individuo ante el paisaje. Poesía sola, pura premonición se encuentra en el límite de lo real y lo imaginario y vive en medio de las palabras que nos sitúan en el fondo de un porvenir que se descubre en una mirada poética aparentemente difusa. La atmósfera es propia de la poesía del futuro, pero la presencia es la de un ser humano que se interroga por su vida en cualquier tiempo y lugar, de este u otros mundos posibles, porque de la misma imposibilidad de conocer su destino nace la poesía sola.

Masonería y hermeneuticaMasonería y hermenéutica. Un mundo problemático (Atanor ediciones) es el título del nuevo libro escrito por Andres Ortiz-Oses y Javier Otaola. "Se trata de un libro escrito por dos autores que aportan dos horizontes de comprensión diferentes pero que se reconocen en su metodología mediadora, simbólica y hermenéutica. Javier Otaola hace una representación de la masonería como tradición intelectual y moral nacida en la Ilustración, beligerante contra los dogmatismos tradicionales y los patriarcalismos y matriarcalismos que pretenden recluir al ser humano en una perpetua minoría de edad, una Ilustración optimista pero no simplemente “buenista”, una masonería que es iniciación al ser, abierta a una constante ilustración de sí misma, lo que le obliga a incorporar las Luces, también las Sombras, descubiertas por la psicología profunda de Freud y Jung, y tan presentes en nuestra historia reciente, jugando con la virtualidad de los símbolos de la construcción para llegar a una especie de Ilustración escarmentada".

El grito de las avesLa larga trayectoria poética de Pablo González de Langarika, más larga que la prestigiosa revista Zugai a la que ha entregado casi todos sus esfuerzos, arrancaba con su Canto terrenal, que fue Premio Bahía en el 75, y ha seguido por una docena de títulos en los que asoman palabras como sombra, rueda oscura, endecha o llama amarga, voces que dan idea de la visión desazonada del mundo que desprenden casi todos esos poemarios. Porque, por más que acoja amable con sus brazos, Pablo se muestra, triste y descreído por dentro. De aquellos desoladores y francos versos de la “Poética” plasmada en su segundo libro (Contra el rito de las sombras, 1976), donde nos confesaba: “Traté de hallar a Dios…,/ no tuve suerte,…/ Voy ciego e infeliz,/ por eso canto” a este último poemario hay un largo trayecto venteado por la voz de grandes poetas, a los que rinde su admiración en la revista: de Quevedo a Blas de Otero, Claudio Rodríguez o Antonio Gamoneda,… sobre todo éste último, en cuya profundidad desencantada se sumerge el bilbaino. U n trayecto en cuyo último trecho asoman envolviendo al tú lírico, gaviotas agoreras, palomas que zurean y al fondo una luz que despunta: Has visto signos en la serenidad del agua / y reflejos de una luz que no se altera. Hay, como apunta el también poeta y amigo Fernández de la Sota en el prólogo al libro, un “irreverente atisbo de alegría” , que queda reflejado tanto en la imágenes del poeta (Sobre la hiedra que se abraza al aire / posa la luz sencillas humedades) como en los sugerentes reflejos del agua de la ría que para esta edición ha retratado Mikel Alonso.

 

PD: El pasado 10 de abril el diario Deia le hacía una entrevista que a la que podéis acceder pinchando aquí.