Entrevista a Fátima Frutos en Noticias de Navarra realizada por Ana Oliveira Lizarribar con motivo de la publicación de Andrómeda Encadenada (Alberdania).

Con su segundo poemario, 'Andrómeda encadenada', la poeta donostiarra afincada en Navarra ha dado un importante salto en su carrera poética. Espiritualidad, utopía, ciencia y filosofía se citan en este trabajo por el que este sábado recibirá el prestigioso Premio Kutxa Ciudad de Irun.

Fátima Frutos

¿Cómo surge este poemario?

Siempre me ha interesado mucho la cultura clásica. Estaba leyendo a Esquilo sobre Prometeo y pensé que sería interesante hacer versos con otro mito griego que también tiene que ver con encadenarse y desencadenarse, que es el de Andrómeda. Este mito nos habla de una mujer de una extrema belleza que por envidia de las Nereidas se ve castigada a estar encadenada en un acantilado. Cuando ella está allá pasando penurias, aparece Perseo, le quita las cadenas y ambos viven felices. A partir de esta historia, me pregunté qué le diría a Perseo una mujer del siglo XXI; una mujer que, como Andrómeda, ha pasado muchas fatigas en la vida.

¿Y qué le diría?

Pues me pongo en la piel de Andrómeda y, en un monólogo con un Perseo imaginario, le digo 'muy bien, tú estás enamorado y quieres acompañarme en la vida, pero antes de eso quiero contarte quién soy, de dónde vengo y adónde voy. Es decir, no quiero que iniciemos nada sin explicarte por lo que he pasado, qué he hecho con todo este sufrimiento para sobrevivir y que mi camino es el de una mujer que necesita fortaleza y delicadeza a partes iguales'. Realmente, en este texto desnudo mi alma.

 

El libro tiene tres partes bien diferenciadas, de la primera ha sacado el título del poemario.

En la primera hablo en verso de vidas y anécdotas de las que yo llamo distintas andrómedas, mujeres que lo han pasado muy mal, pero que han sabido hacer una catarsis de ese sufrimiento. Por nombrar algunas, son casos como los de Frinée, que era la modelo de Praxíteles; Bertha Von Suttner, a la que se reconoce como la primera feminista y pacifista de Europa; Artemisia Gentileschi, una pintora de la escuela de Caravaggio, que sufrió una violación y supo salir de todo aquello y convertirse en una gran artista del barroco. También la poetisa Carolina Coronado o Henriette Vogel. Me he fijado en mujeres muy peculiares y estoy encantada de conocerlas, porque lo que me han aportado es impagable.

Quizá el poemario sirva de puente para que darlas a conocer.

Me encantaría que así fuera. En el poemario nos encontramos con mujeres de un poderío vital inigualable y mi objetivo al rescatarlas es que otras personas las conozcan y las valoren. Todas ellas eran unas inconformistas y creo que ahora mismo en Navarra hace falta inconformismo.

En la segunda parte retorna al erotismo.

Desde mi primer poemario mi nombre va unido al de la poesía erótica y no quiero defraudar a los lectores que me siguen por esa faceta. Aunque, en este caso, es un erotismo que se mezcla con la ciencia. Por ejemplo, hago versos eróticos a raíz de la teoría de la relatividad. O hablo de física cuántica refiriéndome al amor físico.

Desde luego, es un poemario complejo; en la tercera parte riza el rizo y aborda cuestiones filosóficas.

Es la parte tánatos. En todos mis poemarios hay una parte de eros y otra de tánatos, de muerte. Quizá porque la muerte ha estado tan presente en toda mi vida, ya que perdí a toda mi familia y, además, tengo una discapacidad cardíaca. Creo que para no tener miedo a la muerte hay que hablar con frecuencia de ella.

¿Qué lugar ocupa lo trascendental en esta obra?

Pues en esta última parte tiene un espacio preferente un físico y filósofo alemán, Weizsäcker, cuya vida me tiene prendada. Él tiene presente una idea de Dios sin fanatismos y muy ligado a la naturaleza acogedora, como Spinoza. Se pasó toda su vida intentado conjugar dos verdades: las leyes de la física con la creencia en un dios infinito. Tiene una frase muy característica: 'el primer sorbo de la ciencia siempre nos aparta de dios, pero dios nos espera en el poso del vaso a los más pacientes'. Y creo que eso es una gran verdad. La naturaleza se puede explicar con la ciencia, pero quizá la mirada de un niño que está pasando hambre, la de una mujer que está sufriendo, la de una pareja de enamorados quizá eso no sea materia de una fórmula científica, sino que quizá sea algo más espiritual a lo que poder llamar dios. ¿Qué supone este poemario, se nota que está muy meditado?

Creo que es un salto cualitativo. En De carne y hambre, mi primer poemario, se veía a una poeta que se estaba iniciando; ahora, el salto ha sido grande y la importancia del premio así lo atestigua.

¿Le pesará la responsabilidad a partir de ahora?

¡Sí! (risas). Ahora siento un gran peso. Estoy con el tercer poemario y de cada cuarenta versos, cincuenta se van a la papelera. He pasado de ser una desconocida a estar en librerías especializadas y a que poetas de entidad como Antonio Colinas o Manuel Rico hablen de mí. Sé que por eso lo siguiente se leerá con lupa y no quiero defraudar con mi tercer poemario, en el que voy a intentar recuperar la voz de la mujer en la poesía. Aunque me está empezando a tirar la prosa.

Ése sería otro salto importante.

Muchos editores me dicen que tengo que adentrarme en la prosa. Al contrario de lo que mucha gente cree, la prosa es mucho más fácil de desarrollar que la poesía. En poesía estamos jugando siempre con lo simbólico, con lo intangible… La prosa es más de pies en la tierra, de poso y de irnos a lo real, a lo sensato. Hacer poesía es un poco insensato. Sabes que no vas a tener beneficios económicos, no vas a tener fama...

Pero cuando la poesía llega, su efecto es imborrable.

Es verdad. La poesía tiene un punto de eternidad que está por encima de cualquier otro idioma. La poesía es el idioma del alma. Y creo que está muy bien el hecho de que el premio haya recaído en alguien que vive en Navarra, porque Navarra está muy replegada sobre sí misma culturalmente. Y yo lo que voy a intentar es abrir puertas y ventanas para que el ámbito cultural deje de oler a naftalina y airear un poco el patio.

¿No peca de idealismo, si es que se puede pecar de eso?

Es que otra cosa que tenemos los poetas es que nos aferramos a la utopía. Realmente, lo que quiero transmitir a la gente con mis poemas es que si no nos aferramos a la utopía estamos perdidos como sociedad. Nos adormecen de tal manera, que a veces parecemos muertos. Incluso creo que es una obligación moral del poeta transmitir este mensaje. Y es importante que los medios de comunicación presten atención a la gente que está haciendo poesía, porque hoy en día la poesía está portando los mensajes de cambio más importantes que tienen que ver con la justicia social, con la sostenibilidad del planeta... Se dice que los tiempos de crisis son tiempos de poetas.

Por algo será.

Sí, y en esta misión estamos llamando a una especie de revolución de los corazones, sin violencia, a la revolución y al inconformismo con la situación establecida. Mientras unos se enriquecen, se rescatan bancos y hay a quienes no les importan los recortes en sanidad y educación, estamos una serie de personas que defendemos lo que las generaciones anteriores consiguieron con tanto trabajo.

¿Indignada?

Me he leído el libro de Hessel en francés, en castellano y en euskera. Me parece de poetas que un señor de 94 años que formó parte de la resistencia francesa y vivió toda la posguerra en Europa nos esté cogiendo a los más jóvenes sobre sus hombros y nos esté removiendo con sus palabras. Eso también es poesía. Y si hace falta que nos quedemos en la calle movilizándonos meses y meses, lo haremos. Hay que recuperar mayo del 68. La pregunta que me hacía últimamente es hasta cuándo vamos a aguantar sin pegar un grito no sé si desesperación o de protesta o indignación. Tengo un hijo que va a empezar el bachillerato, dentro de unos años estará en la universidad y estoy preocupadísima.

Las reacciones sociales de los últimos días, promovidas por el movimiento 15 M, ¿estarían a la altura de los diez acontecimientos históricos que cita en el último poema del libro, 'En torno a miles de crepúsculos'?

En este poema hago un recorrido por los que, a mi juicio, son los diez hechos más importantes de la humanidad, como la Revolución Francesa, la Marcha de la Sal de Gandhi, el surgimiento de las grandes religiones... Con este último poema quiero recordar a la sociedad que hemos pasado por diez hechos conmovedores que dieron vuelcos a la humanidad. Y puede ser que dentro de poco debamos protagonizar como sociedad y como humanidad uno de esos vuelcos de los que ya tenemos ejemplos en el pasado. No podemos dejar un futuro peor a nuestros hijos.

Se acerca la entrega del premio, ¿tiene previsto algún discurso o dedicatoria especial?

Se lo voy a dedicar a mi abuela. Era analfabeta y desde el exilio de Biarritz aprendió a recitar a Machado y a Miguel Hernández porque escuchaba sus versos por la radio. Y cuando le tocó criarme, me repetía esos versos a la hora de comer, de dormir… La poesía le había permitido amanecer sin rencor, a pesar de la miseria, del hambre... Y me dije, si este arte puede conseguir esto, esto es lo mío.Yo tuve esa educación universitaria que ella no pudo tener, pero no soy más sabia que ella. Está por ver si nosotros seremos capaces de tener la sabiduría que da la lucha por mejorar este mundo, la que da la lucha por la justicia y por dejar lo mejor a las generaciones futuras. En Irun diré que le dedico este premio a la mujer más sabia que he conocido en mi vida; una mujer que, sin saber leer ni escribir, me metió el bendito veneno de la poesía en el cuerpo. Yo hoy soy poeta gracias a ella, o quizá ella ya lo era antes que yo.