Soñar despierto; a eso se reduce escribir. Todo lo demás es marketing, publicidad, comunicación y propaganda. La pena es que, si quieres dedicarte a ello de una manera más o menos profesional, tienes que formar parte del juego. Es el precio a pagar. Porque si publicas, entras a formar parte del mercado, sucumbiendo a las reglas de la oferta y la demanda que lo rigen. Y no hay vuelta atrás. El sueño pasa a ser tangible y real.

Tan pronto como firmas un contrato de edición, adquieres un compromiso. De igual manera que tú has ayudado a poner a disposición del público un producto, tienes que ayudar a venderlo. Porque todo libro es un producto y hay que procurar que sea rentable. Al menos, para poder devolver a la editorial esa confianza que ha depositado en ti. Inténtalo aunque sea. Si no quieres hacerlo, es mejor no hacer perder el tiempo a aquellas personas que deberán hacerlo por ti. La vida es muy corta para obligar a otros a malgastarla.

Recuerda que todo autor es imagen de marca. Hay que ser consciente de ello y obrar en consecuencia. Sí que es verdad que una mayor exposición pública ayuda a ser reconocido, pero esto no implica saturar las redes con una exposición permanente. Es cierto que si nadie te busca, a ti o a tu libro, difícilmente te van a encontrar. Pero, en mi opinión, es mejor eso a que te encuentren hasta en la sopa. El mejor consejo que se me ocurre es que no hagas nada que no quieras hacer. Sé natural; no engañes a nadie; sé tú mismo y no des el coñazo.

Si tienes suerte, y vendes varios cientos de ejemplares al año, da las gracias a todo el mundo. Ellos se lo merecen tanto como tú. Es muy difícil llegar hasta ahí y todo el mundo lo sabe. Por eso te han ayudado a conseguirlo. Piensa que cada libro vendido es un abrazo y bellas palabras de aliento. Si es así, sigue trabajando y disfrutando.Si consigues vender miles de ellos, da miles de gracias y sigue con tu empeño. No cambies y procura ser feliz. Seguramente no puedas vivir aún de ello, pero cada vez hay más gente que desea soñar despierta contigo. No los defraudes.

Si vendes millones de libros y vives de ello, busca a quienes te ayudaron al principio y ofréceles tu ayuda. Tal vez la necesiten más que tú. Si no encuentras a nadie, pregúntate por qué es.

Recuerda que los libros son ventanas a otros mundos, siendo tú su demiurgo. Tal vez sea lo más cerca que estés nunca de la eternidad y de la divinidad. Haz que eso te estimule y recela de la gloria. Si brindas todo lo que tienes, nunca te arrepentirás, puesto que has regalado al mundo lo mejor de ti. Busca la excelencia y ella sabrá encontrarte.

Pero esto es lo que opino yo. Este es quien soy yo. No pretendo que seas como yo. Ni mucho menos. No habría nada más aburrido que un montón de gente que opinase igual. Afortunadamente, sé que no es así. Pero eso no quita que tú, querido compañero, tal vez deberías preguntarte, quién quieres ser. Cierra los ojos.

Iñaki Sainz de Murieta

www.sainzdemurieta.com