La Asociación de Escritores de Euskadi cuenta desde el pasado 27 de octubre con una nueva junta directiva. El nuevo equipo, formado por Roberto Herrrero, Elisa Rueda y Jose Ignacio Besga como  vocales, Javier Maura como tesorero y Beatriz Celaya como secretaria lo lidera Maria Eugenia Salaverri como nueva presidenta. La escritora bilbaína, que sustituye en el cargo a Luisa Etxenike, valora en esta primera parte de la entrevista, la situación actual del entorno cultural y literario y las posibilidades de la AEE/EIE para visibilizar a sus asociados y asociadas.

¿Cuáles son las principales líneas de trabajo de la nueva Junta que Vd. preside?

Pretendemos que nuestros asociados encuentren en la Asociación un elemento de ayuda para llegar a la sociedad, para que se perciba en ella su presencia y se dé visibilidad a sus obras y a sus intereses. Hasta hace relativamente poco, los escritores e intelectuales eran un referente social capital, pero ese papel tan importante se ha desdibujado en los últimos años. Y nosotros pensamos que en una época tan complicada como ésta, la voz de los escritores, y de los pensadores en general, debe recuperar ese protagonismo.

 

¿Qué herramientas va a utilizar para conseguir estos objetivos?

Las que los asociados pongan en nuestras manos. Los miembros de la Junta consideramos que nosotros podemos impulsar acciones concretas, pero que por encima de ese papel debemos estar al servicio de los asociados, apoyando sus iniciativas y canalizándolas para que se hagan realidad. Afortunadamente, en esta Asociación hay imaginación e ilusión, algo importantísimo en todo momento, pero más en los tiempos difíciles.

¿En qué momento se encuentra, actualmente, la AEE/EIE?

Estamos expectantes, lógicamente, porque no sabemos qué camino van a tomar las instituciones con respecto a la Cultura. Por otra parte, los escritores estamos muy acostumbrados a ver que en cuanto hay que hacer recortes, las primeras miradas se dirigen siempre a la Cultura, como si fuera algo ornamental, sin interés real para la sociedad.

Además, hay datos concretos que no podemos obviar, como por ejemplo, que desde el principio de la crisis editorial, hace unos tres años, la venta de libros ha caído en un 20%. Aunque el aumento del IVA no ha afectado al libro de papel, que sigue con un tipo del 4%, los lectores recortaron sus compras cuando el IVA de otros sectores culturales subió al 21%. Claro que también ha bajado la asistencia al cine, a espectáculos, la venta de música… o sea, todas las ofertas culturales. Pero es un flaco consuelo para los escritores.

 

 

¿Y el entorno?

Según nos informaba Cedro hace pocos días, la gestión colectiva de los derechos de autor se encuentra en una situación crítica porque a finales de 2011 el Gobierno Central cambió el sistema de compensación de copia privada, por lo que los ingresos procedentes de ese derecho pueden considerarse prácticamente nulos. El Estado ha asumido ahora la financiación de esa compensación, en sustitución de las empresas tecnológicas, y en los Presupuestos Generales del Estado para 2012 se introdujo una partida de sólo 5 millones de euros para compensar a todos los titulares de derechos del libro, la música y el cine. El descenso de compensación a los creadores es enorme, porque por ejemplo en el año 2011, cuando la industria tecnológica asumía ese pago, se recaudaron casi 115 millones de euros por este concepto, de los cuales 19,29 millones de euros correspondieron a los autores y editores representados por Cedro. Por ello, Cedro denunció el mes pasado al Estado español ante las autoridades europeas, porque no se está compensando adecuadamente a los autores y editores por sus obras. Estas son noticias muy graves para los escritores. Así que en nuestra Asociación estamos también muy preocupados, claro. Si no, seríamos unos inconscientes.

¿Qué papel puede jugar la AEE/EIE en la cultura vasca?

Obviamente, la AEE/EIE debe ayudar a promocionar a los autores vascos y a sus obras, pero además de ese deseo lógico de apoyar a nuestros compañeros, también tenemos mucho interés en ofrecer a la sociedad y a otras asociaciones nuestro principal recurso, que es el potencial creativo de nuestros asociados, para fomentar la lectura, la reflexión y el ocio cultural.