Capítulo uno


El peor trabajo del mundo – Algo vibra en el aire

—Hasting-Marchena Asociados, buenas tardes.

»Sí, es aquí.

»Nuestra oferta es muy variada en ese sentido. ¿Tiene algo en mente?

»Cómo no, contamos con un equipo de expertos justo para eso, para asesorarle en este trance tan importante. ¿Podría indicarme qué le ha empujado a llamarnos?

»Entiendo. Siempre es difícil encontrar trabajo a esas edades.

»¿Un seguro? Permítame decirle que es una idea genial, señor. ¿Hace cuánto lo contrató? »Su esposa es una mujer muy afortunada.

»¡Murió! Lo siento. De veras. Acepte mis condolencias.

»En un accidente de coche… con su amante… mientras huía de casa… sí, estoy seguro de que estaba muy arrepentida.

»Conque eso era lo que decía en su nota: «Escupo-sobre-el-recuerdo-de-cada-uno-de-los-días-que-hemos-vivido-juntos». Esas palabras sólo pueden ser consecuencia de un arrebato pasajero, señor.

»La nota estaba corregida… varias veces… con líquido corrector blanco… y tenía media docena de notas a pie de página.

»Entiendo.

»Su hijo no le habla desde entonces.

»Dice que el accidente de su madre es culpa suya, y que ella nunca hubiera muerto de no haberse visto obligada a abandonar la casa familiar.

»Ahá…

»Después de haber nombrado a su terrier galés como único heredero, sólo quiere que su hijo vea cómo desfilan ante sus ojos los millones del seguro.

»Ante sus ojos «ciegos de envidia», sí, perdone.

»Pero si están… No importa.

»Algo sencillo, de acuerdo. ¿Le parece bien veneno?

»No sentiría nada, los primeros efectos de la mezcla son fuertemente sedantes.

»Perfecto. Ahora mismo le tomo los datos para que mi secretaria pueda preparar la documentación. —Samuel le arrancó un trozo al envoltorio del bocadillo a medio comer que tenía sobre la mesa, y anotó un nombre y una dirección en él—. Lea bien el contrato. Y háganoslo llegar firmado si no tiene ninguna objeción.

»Debería recibir su Kit de Suicidio en un máximo de diez días.

»Gracias a usted, señor Gandía.

»Estoy seguro de que su hijo se morirá de envidia, sí.

»No olvide recomendarnos a sus amistades.

»¡Y vuelva pronto!

En días como aquel, Samuel creía tener el peor trabajo del mundo.

 

¿Te ha gustado? Puedes leer el capítulo completo desde el blog de Abel Amutxategi y comprar la novela desde la propia editorial.