¿Síndrome de Diógenes?
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- Written by José Serna
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Estamos acostumbrados a hablar de Diógenes como un ser que vivió en un tonel en el que guardaba lo único que consideraba imprescindible. Y que tenía aquella casa porque la podía transportar a donde quería. Decimos que tienen síndrome de Diógenes aquellas personas que guardan en casa cosas, muchas cosas, la mayor parte de ellas inservibles, que además pueden encontrarse en malas condiciones y provocan una situación que puede ser susceptible de perjudicar la salud de las personas que viven en esa situación. De vez en cuando, encontramos una noticia en el periódico que informa sobre una persona a la que los servicios sociales han hecho el favor de limpiar su casa de cosas inservibles, de basura, para que pueda sobrevivir. Todo por su bien. Si extendemos la parábola a nuestra madre Tierra quizá podamos identificarnos porque la estamos llenando de tanta porquería, de tantas cosas inservibles, que deberíamos crear un servicio social de conciencia colectiva que lo evitase. Pero eso es ya otra historia.
Sin embargo, en estos días, resulta más interesante la actitud del filósofo griego en otra disposición más provocativa aún para nuestro tiempo. Diógenes recorrió las calles de Atenas con un farol, con una linterna encendida y se dirigía a la gente, desesperado, porque decía que no encontraba una sola persona justa, honesta, con un sentido ético de la vida. Ese síndrome de Diógenes, esa preocupación por encontrar una persona honrada, no nos interesa.
Vivir en la mentira es nuestro deporte. Resulta que hay países en los que muchas personas jóvenes no tienen acceso a la educación y tienen un índice alto de analfabetismo. La corrupción puede encontrarse muy extendida entre sus clases dirigentes, no analfabetas, pero que no tienen la honestidad y la capacidad de solidaridad de aquellas personas a las que se considera ignorantes. ¿Dónde se encuentra la mayor de las ignorancias?
Aquí, en nuestro contexto, las clases vinculadas a la partitocracia no parecen ser analfabetas en lo que llamamos conocimientos, pero lo son desde el punto de vista moral. El problema es que también se encuentra en esta situación una población muy amplia que ha pasado por procesos educativos más o menos acertados pero ha llegado a unos niveles que permiten hoy a cualquiera juzgar y despreciar al resto.
Se desprecia y se juzga a generaciones anteriores, y a los progenitores actuales, a quienes se considera menos formados. Pero esos juicios no se hacen con justicia, porque a veces se intenta realizar dicho análisis sin ver más allá de la nariz y muchas personas se preocupan solamente por lo suyo, por lo que gusta. ¿No es eso una manifestación de ignorancia? ¿Tenemos una visión moral del mundo? Juzguemos con dureza a aquellos miembros de la clase política que han dejado los pelos en la gatera, pero miremos también nuestro ombligo y los de nuestro alrededor. ¿Encontraría Diógenes muchas personas con su linterna de fuego?
Lo triste es que los parlamentos, las sedes de los partidos políticos, que es desde donde se debe pulir y dar esplendor a la justicia, no son estancias donde Diógenes encontraría muchas personas con sentido de la honradez y de la justicia. Cuando se habla de que son los sabios quienes deben gobernar, no se está planteando que dirijan un país quienes más títulos universitarios tienen, sino quienes mejor saben distinguir los límites entre el bien y el mal, quienes tienen mayor sentido ético. Claro que insinuar que no existe el bien o el mal, o presumir incluso de amoralidad, es un ejercicio de superficialidad intelectual que nos ha traído estos lodos. Sabemos mucho sobre el más avanzado experimento realizado en cualquier latitud, pero aún nos cuesta entender lo que verdaderamente aporta dignidad a una sociedad y al ser humano.
Menos mal que sigue habiendo núcleos significativos de personas y de colectivos con los que Diógenes habría podido sentarse porque habría encontrado el sentido de la honradez, que es consecuencia de los valores éticos. El derecho, a veces, consigue que una determinada justicia ponga diques a las agresiones y a los latrocinios, pero un conocimiento exhaustivo de los vericuetos legales para burlar a la justicia también nos lleva a identificar tristemente lo legal con lo moral.
Sufrimos un analfabetismo ético, a pesar de esa pinta de sabiduría que imprime a muchas caras el photoshop mediático. El conocimiento ético es el germen de la sabiduría, que no es otra cosa que elegir constantemente en libertad y poner la luz en la herida para curarla, no para hurgar en ella y hacer más daño.
Nos asusta ver la basura amontonada en nuestras casas o en los lugares públicos y nos asusta quien se acostumbra a ella, pero no tenemos miedo a convivir con esta otra incoherencia interior que pone oídos sordos a "no mentir, no robar, no matar, no hacer a otras personas lo que no deseo que me hagan a mí", y no queremos que venga nadie con su linternita, aunque sea de fuego, para dar la vara.
Artículo publicado en el diario Deia el pasado sábado 9 de febrero. La imagen corresponde al cuadro 'Diogenes' de John William Waterhouse.
Radio París
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Paseo por los cafés literarios de París. Los principales -La Closerie des Lilas, Les Deux Magots y Flore- se encuentran situados en el distrito 6 de la ciudad y empezaron a cobijar talentos en el siglo XIX. El visitante sabe que ahí se guarda la memoria de una bohemia creativa. La Closerie des Lilas, ahora transfomado en restaurante y piano-bar, era el sitio en que se reunían los escritores naturalistas como Zola, los simbolistas de Baudelaire, los solitarios de Apollinaire. Fue también el lugar donde Jarry disparó a un espejo y Lenin preparó estrategias revolucionarias en partidas de ajedrez que disputaba contra el poeta Paul Fort. Sentado en el extremo ideológico opuesto, Pound compuso parte de sus Cantos. Pronto llegarían los surrealistas de Breton y la vanguardia pictórica. Después lo frecuentaron Beckett, Ionesco y los compañeros de su teatro del absurdo y los bebedores americanos escasamente santos (Fitzgerald, Hemingway). Los consumidores buscan en las mesas de madera los nombres de los artistas escritos en placas metálicas.
Los otros dos cafés están unidos por una decena de pasos. A Les Deux Magots acudían, con sus tormentas visionarias, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé. Queneau, Leiris y Bataille se citaban en el Café de Flore, que tuvo dos clientes casi inamovibles, Beauvoir y Sartre, quienes durante décadas apenas pasaban unas horas diarias en su propio domicilio. Trabajaron, comieron, conspiraron entre ruidos populares y calefacción gratuita. Los tres recintos son instituciones que otorgan anualmente sus premios de literatura. Y nunca falta el turista silencioso que celebra algún homenaje con la lectura de unas páginas en las penumbras interiores.
Artículo publicado el pasado 8 de febrero en El Cultural.
Agenda
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Parece que el año comienza a coger velocidad de crucero y los actos literarios, recitales y presentaciones de libros vuelven a parecer con la asiduidad tradicional. Mañana mismo, a partir de las 19:00 horas, el poeta Santiago Liberal estará en la localidad madrileña de Torrelodones invitado por la agrupación cultural TACI que con este acto se presenta. Liberal recitará algunos de sus poemas en la Casa de Cultura de Torrelodones donde también habrá espacio para otras artes como la danza y la música.
La próxima semana también se presenta intersante, sobre todo a nivel poético. 'Palabras al vuelo', es un programa poético que recorrerá desde el 12 al 17 de febrero diferentes aristas o matices del lenguaje poético. El evento está organizado por el aula de Cultura Koldo Mitxelena. A lo largo de esos días, se espera la presencia del poeta navarro Javier Irazoki, concretamente el 14 y el 15, y también de Asier Serrano, Mariluz Secilla, Castillo Suárez, José Blanco y Luis García Montero. Otro punto interesante a apuntar en nuestras respectivas agendas es la presentación del nuevo poemario de Pedro Tellería. Será el 13 de febrero en Vitoria. El también poeta Kepa Murua hará las veces de introductor de 'Los pasos del nómada' en el museo de Bellas Artes de la capital vasca. El evento, en el que también se recitarán poemas de la nueva obra comenzará a las 19:30 horas.
Y como avance para las siguientes semanas de febrero podemos anunciar la presentación el 20 de febrero en la Librería Tintas de Bilbao de 'España criminal'. Se trata de un conjunto de relatos "muy negros" de autores como Pedro Ugarte. El propio Pedro y Alex Oviedo estarán junto a Javier Abasolo presentando el libro. Por cierto,será en la librería a partir de las 20:00 horas. Ya hemos publicado por aquí que el 25 de febrero es la fecha de publicación de la primera novela del poeta Kepa Murua. Pero además el 27, el autor guipuzcoano presentará en Bilbao 'Los pasos inciertos', sus memorias como editor de Bassarai. A las 19:30 horas en la Casa del Libro.
Alvira entre telas
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Que Mikel Alvira es polifacético e inquieto es algo que ya pocos desconocen. El último paso es caminar con pies poéticos sobre telas pintadas y bolsos en una tienda. Hablamos con él para que nos lleve de la mano a lo largo de este nuevo proyecto.
¿Y ahora pinta telas y bolsos?
No es algo de ahora. Llevo mucho tiempo indagando en otros soportes. Es un intentanto de salir del folio o de la pantalla del ordenador. Escribo sobre telas vírgenes o ropa ya diseñada, sobre piezas de madera, sobre piedras o cristales... Incluso en muebles. No todo ha de ser publicable; existen muchos caminos para la expresión. Ahora preparo unos textos sobre cuerpo de mujer y el guión para un musical.
¿Cómo surge la idea?
Lo de las telas surge de la mano de la artista Rosa Puente, en su estudio de París. Ella esculpe a partir de materiales tan dispares como huesos o corsés. De allí nació la idea de escribir en otros soportes. Me agarró de la solapa, me llevó a un rastro de Montmartre y me empujó a explorar nuevos soportes. Después, con María Ángeles Vila, diseñadora, me lancé a confeccionar una colección de bolsos con la temática de mi poemario Cuatro Coma Cuatro y a escribir en sus lienzos.
¿Cómo afrontó este proyecto?
Como todo lo que hago: con emoción y ganas de aprender. Procuro no embarcarme en nada que no me aporte, que no me divierta. Ha sido una experiencia genial. María Ángeles Vila tiene su estudio en Roma, donde nacieron los bolsos. Su marca, junto con Stella Casta, se llama Le Sorelle Carillon. Lo de crear un conjunto de bolsos ha sido fascinante. Lo de pintar en lienzos y telas, excitante: por primera vez me he manchado las manos de tinta para plasmar un poema.
Entre este evento de telas y bolsos está un poemario, ‘Cuatro coma cuatro’…¿También poesía?
Hay quien dice que soy, sobre todo, poeta. No sé. No me planteo ninguna etiqueta; me da igual. Lo que sí sé es que la poesía me acompaña tanto o más que la prosa. Solamente tengo publicados dos libros de poemas, Eterna Mujer Eterna y éste que presento con los bolsos, Cuatro Coma Cuatro. Últimamente mi poesía campa por otros soportes
¿Es un género que cultiva con regularidad?
Es raro el día que no cae una frase, un par de versos, una estrofa. A veces habitan las libretas sin mayores pretensiones; otras veces llegan a una camiseta o un delantal o unas zapatillas, como los proyectos que saqué adelante con la diseñadora portuguesa Diná Pedro de Oliveira. La cosa es seguir haciéndose preguntas y dejando que afloren aunque no encontremos respuestas.
¿Va a volver a la novela?
¡Claro! No puedo abandonarla. De hecho acabo de terminar la que será mi próxima novela. Más de quinientas páginas donde me doy una vuelta de tuerca. Ahora está en la fase de barbecho y dentro de quince días empezaré la fase de corrección y desbroce. ¿Volver a la novela? ¿Y cuándo la he dejado?
Esto es América
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- Written by Elena Moreno
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Estaba viendo días atrás la ceremonia de inauguración del segundo mandato presidencial de Obama. Beyonce esplendida y sentida, oscura la piel como la del líder, entonaba el himno americano con un toque Gospel como una flamenca de Alabama. La pantalla del ordenador me devolvía esas imágenes de la familia, el capitolio, los invitados abrigados por banderas, y las esperanzas renovadas de los votantes. Sentí envidia, no del nuevo flequillo de Michelle, ni de Beyonce que, también tenemos aquí gargantas de arena capaces de hacernos poner el alma de boina. No. Sentí envidia por otras razones. Toda aquella gente estaba concentrada en la dicha y sabía o podía saber que aquella verbena con sus carrozas, sus brunchs, sus conciertos y bandas costaba en torno a los treinta millones de dólares. Tenía envidia porque esos americanos poseían esperanza en su líder y si lo deseaban, podían comprobar vía web los nombres de los benefactores de su causa, la cuantía de sus donaciones y el número de veces que estos habían visitado la Casa Blanca. Tenía envidia, y casi me pongo a llorar cuando pensé que ellos podían confiar, y si les salía rana alguno de sus elegidos gestores iban a enfrentarse a los tribunales, a una prensa libre y a ese desprecio insoportable que aplica el pueblo americano cuando no se le pide perdón, ni se le devuelve lo que se le ha robado.

Confieso que, tiempo atrás, cuando esperábamos el frio del invierno al abrigo del bienestar y la confianza mi percepción era distinta. Cuando veía a un americano con cargos políticos reconociendo un error, porque se había metido en líos de faldas, dineros, o se había ido de la lengua pasando información a quien no debía le critiqué como una imbécil. Confieso haber enjuiciado esa moral casi infantil desde la prepotencia de quien cree haber llegado un poco más lejos de las religiones, las ideologías, las morales. Retiro lo dicho. Daría lo que fuera por acudir esta semana santa a la procesión del viernes santo con todos los sinvergüenzas de este país vestidos de penitentes. Poder retransmitir su indigno desfile para que todo el mundo se alivie. Ser comentarista de ese perdón que empieza a urgir y convencerme de que la prensa va a explicar como es debido lo que es la transparencia y la libertad de información. A ella debo darle las gracias. Y aunque la entrega sea en fascículos dolorosos, en revelaciones dosificadas, bendita sea. No hay mas ciego que el que no quiere ver.
Por el boulevard de los sueños rotos, deberíamos poder contemplar esa procesión de los dolores tan larga, tan plural, tan bien vestida, tan llena de discursos, de portavoces… Pero para eso, los políticos honestos,-que los hay- los que deberían reivindicar sus sueños y los nuestros, tendrían que salir al centro de ese foro que heredamos de la primera democracia y pronunciar todos los nombres de los que nos han robado el tesoro de nuestra confianza. Ellos los conocen desde que jugaban en el patio del colegio. Y nosotros sabemos que los conocen.
Artículo publicado el pasado 3 de febrero en El Correo.
